Ozzy Osbourne, el legendario vocalista de la banda británica de rock Black Sabbath, murió este martes por la mañana a los 76 años, anunció su familia en un comunicado.
“Con más tristeza de la que las simples palabras pueden expresar, tenemos que informar que nuestro querido Ozzy Osbourne falleció esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de amor”, escribió la familia del músico. “Pedimos a todos que respeten la privacidad de nuestra familia en este momento”.
La muerte del ‘Príncipe de las Tinieblas’, quien nació en una familia de clase obrera en Birmingham, se produce apenas semanas después de que el músico se reuniera con los integrantes originales de Black Sabbath, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, para un triunfal último concierto, en julio de 2025.
Al concierto asistieron unas 45,000 personas que abarrotaron el estadio de fútbol Villa Park de Birmingham. Otros 5.8 millones de fanáticos de todo el mundo que lo vieron por internet.
“No tienen ni idea de cómo me siento”, dijo Osbourne, quien se sentó con el rímel derretido por las lágrimas en un trono de cuero cuando ya no pudo estar de pie. “Gracias, desde el fondo de mi corazón”.
La esposa de Osbourne, Sharon, reveló en febrero de 2025 que Ozzy sufría de Parkinson, una enfermedad que lo había dejado incapacitado de caminar, pero que “no afectó su voz”.
Ozzy Osbourne imprimió su sello a cuatro de las canciones más emblemáticas de Black Sabbath: War Pigs, NIB, Iron Man y, quizá el mayor éxito de la banda, Paranoid.
Bandas que tomaron inspiración de Black Sabbath como Metallica, Slayer y Alice in Chains, así como intérpretes como Ronnie Woods (de The Rolling Stones), han versionado temas del catálogo de Black Sabbath o de Osbourne en su carrera en solitario.
No era secreto que Osbourne llevaba tiempo enfermo. En una entrevista con la revista Rolling Stone en noviembre de 2023, el metalero habló abiertamente de su lucha contra el Parkinson y de sus repetidas operaciones de columna.
“Me lo tomo día a día, y si puedo volver a actuar, lo haré”, afirmó en la entrevista el cantante, que entonces tenía 74 años.
Osbourne reconoció que la épica cantidad de drogas y alcohol que ingirió al principio de su carrera había terminado por afectar su salud. Y dio crédito a su esposa por salvarle la vida repetidamente.
“Cuento mis estrellas de la suerte”, indicó Osbourne a la revista. “No sé por qué sigo aquí y a veces pienso que estoy prestado. El otro día le dije a Sharon: ‘Qué gran vida hemos tenido y qué gran experiencia’”.
John Michael Osbourne nació el 3 de diciembre de 1948 en Birmingham, y fue el cuarto de los seis hijos de una familia pobre. Sus humildes orígenes no presagiaban que llegaría a ser la estrella que fue, convirtiéndose en un ídolo para millones de personas.
Osbourne, quien sufría dislexia, abandonó la escuela a los 15 años para trabajar en fábricas, en un matadero y probando bocinas de coches. También pasó una breve temporada en la cárcel, por robo.
Osbourne no planeaba precisamente sacudir el mundo cuando empezó a cantar en bares locales. En 1968, se unió a una banda que necesitaba un líder, la Polka Tulk Blues Band, formada entonces por Iommi, Butler y Ward.
Luego cambiaron su nombre a Earth. Pero a medida que su sonido se volvía más oscuo y sus letras se adentraban en el horror y lo oculto, optaron por otro cambio de nombre, inspirado en el título de una película de Boris Karloff: Black Sabbath.
“Black Sabbath no fue una banda creada por un magnate rico”, le dijo Osbourne a la cadena BBC en 2017. “Fueron cuatro tipos que dijeron: ‘Vamos a intentarlo’. Teníamos un sueño y se hizo realidad más allá de nuestras expectativas más salvajes”.
“Recuerdo tocar en el Crown Pub de Birmingham y pensar: ‘Esto va estar bien al menos por un par de años, beber unas cervezas y pasarla bien’”. Pero la aventura duró mucho más.
En 1970, su álbum de debut homónimo alcanzó el puesto número 10 en Reino Unido y el 23 en las listas estadounidenses. Un año después, su segundo álbum, Paranoid, encabezó las listas allí y el número 12 al otro lado del océano.
Sin embargo, los críticos no fueron amables al principio. Algunos tacharon a Black Sabbath de “basura satánica” y otras cosas peores.
“Lo peor de la contracultura en una bandeja de plástico”, escribió Robert Christgau, el ‘decano de los críticos de rock estadounidense’.
Pero cuando la década de 1960 dio paso a la de 1970, una nueva generación de fans abrazó las letras oscuras y el sonido sucio de Black Sabbath, un nuevo estilo de música rock que se conocería como heavy metal.
“La marca de una gran banda de rock es ese factor X que la diferencia de las demás”, indicó Bruce Barber, antiguo locutor de radio que enseña en la Universidad de New Haven. “Ozzy tenía ese factor X. Y para muchos jóvenes, la música de Black Sabbath, que surgió a finales de los 60 y principios de los 70 cuando la guerra de Vietnam hacía estragos, hablaba de los problemas de aquella época”.
Mark Tavern, profesor de música de la Universidad de New Haven, señaló que la característica voz de Osbourne tuvo mucho que ver con el éxito de Black Sabbath.
“Su voz gutural, que recuerda a la de los viejos cantantes de blues, aporta una franqueza desaliñada al género, una forma de cantar literalmente despreocupada que permitió que el rock basado en el blues se transformara en metal”, aseveró Tavern. “Al mismo tiempo, sus crudos y chillones gemidos encajaban con el enfoque guitarrero de la banda y engranaban con los oscuros sonidos y emociones con los que los fans buscaban conectar”.
“Técnicamente hablando, era un tenor natural con un buen registro y una voz potente y centrada”, explicó Katherine Dacey, profesora del Berklee College of Music, antes de que se anunciara la muerte de Osbourne. “Sin embargo, esa descripción no hace realmente justicia a su instrumento ni a su arte, ya que tenía una de esas raras voces que se reconocen de inmediato”.
Osbourne abrazó un estilo de vida de sexo, drogas y rock n’ roll alarmando más de una vez a sus compañeros de banda. Su extraña capacidad para consumir cantidades prodigiosas de cocaína y licor –y no morir– llevaría en 2011 a los científicos a concluir que era un “mutante genético” cuyo cuerpo poseía una capacidad única para absorber drogas recreativas.
“Siempre he dicho que en el fin del mundo habrá cucarachas, Ozzy y Keith Richards”, afirmó entonces Sharon Osbourne.
Pero, como Iommi admitió al diario The Guardian años más tarde, Osbourne estuvo fuera de control durante sus últimos años con Black Sabbath. Tras una serie de álbumes decepcionantes, Osbourne fue despedido en 1979 y sustituido por Ronnie James Dio.
Sin embargo, el despido no acabó con la carrera de Osbourne. Ahí entró en el cuadro Sharon Levy, la hija de Don Arden, el mánager de Black Sabbath.
Arden había presionado para que despidieran a Osbourne. Pero Sharon hizo del rescate de Osbourne su misión, convirtiéndose en su mánager, amante y, finalmente, esposa.
Bajo su dirección, Osbourne lanzó en 1980 su primer disco en solitario, Blizzard of Ozz, que fue multiplatino, y produjo el éxito Crazy Train. Le siguió un año después otro gran éxito, Diary of a Madman, respaldado por una talentosa banda de músicos, entre ellos un niño prodigio de la guitarra llamado Randy Rhoads.
Durante la gira del álbum, Rhoads y otros dos miembros del séquito murieron en un accidente de avión después de que el piloto intentara pasar cerca del autobús en el que dormía Osbourne.
Sharon Osbourne también ayudó a su marido a poner en marcha el Ozzfest, un popular festival de música que estuvo vigente entre 1996 y 2018, a menudo con Osbourne como artista principal, y en el que participaron otros grupos de heavy metal y hard rock, tanto consagrados como noveles.
A pesar de todo su éxito, Osbourne –a los ojos de muchos– siguió siendo el loco que indignó a los grupos de derechos de los animales en 1982 al morder la cabeza de un murciélago vivo durante un concierto en Des Moines, Iowa.
“Pensé que era de goma”, dijo entonces Osbourne. “Lo tomé, me lo metí en la boca, lo apreté y lo mordí, payaso como soy”.
Ese mismo año, Osbourne enfureció al estado de Texas orinando en el Álamo, algo por lo que fue arrestado.
También se asegura que Osbourne esnifó hormigas vivas en lugar de cocaína en un extraño reto con los teloneros de su banda, Mötley Crüe.
“Éramos una banda joven y salvaje, y él nos tomó bajo su protección”, declaró Nikki Sixx al diario New York Post. “Pensábamos que podíamos competir con eso, pero no se podía con Ozzy. Ganó él”.
A finales de los 90, la popularidad de Osbourne estaba decayendo. Así que, en 2002, Sharon Osbourne relanzó la carrera de su marido una vez más, en el canal de televisión por cable que lo había ayudado a convertirse en una estrella solista.
The Osbournes, el reality show de MTV que seguía al rockero envejecido y la peculiar vida doméstica de su familia, le consiguió una nueva audiencia.
“El programa lo presentó a un grupo completamente nuevo de personas que habían oído hablar de él y conocían vagamente su música, pero que realmente lo conocieron a través del show”, afirmó Robert Thompson, director del Centro Bleier de Televisión y Cultura Popular de la Universidad de Syracuse.
También convirtió a Osbourne en una estrella televisiva inesperada y le valió invitaciones para conocer a personalidades como el expresidente George W. Bush y actuar en el jubileo de la reina Isabel II en 2024. Por supuesto, interpretó Paranoid.
Barber afirmó que entrevistó a los Osbourne por aquella época. Aseguró que llegó a lo que entonces se llamaba el Hotel Parker Meridien en Manhattan esperando encontrarlos “en una habitación destrozada”.
“En cambio, allí estaba él con Sharon, vestidos con batas Parker Meridian combinadas”, indicó Barber. “Fueron amables y educados. Y me impresionó la yuxtaposición entre el Ozzy del que todos habíamos oído hablar y el que estaba tomando el té con Sharon”.
Osbourne continuó con el rock and roll, incluso reuniéndose con la formación original de Black Sabbath (menos Ward) para varias giras lucrativas y el único álbum número 1 de la banda en Estados Unidos, 13, que se lanzó en 2013.
Doce años después, se supo que Osbourne, Iommi, Butler y Ward se reunirían por primera vez en dos décadas para un último concierto en julio de 2025. El espectáculo agotó las entradas casi inmediatamente después de la apertura de taquilla.
Para entonces, Osbourne ya se había ganado lo que le habían negado en sus inicios: el respeto de los críticos musicales y otros detractores que lo subestimaban a él y a Black Sabbath.
“En sus inicios, nunca iba a ser considerado uno de los grandes vocalistas de todos los tiempos, pero su voz sin duda encajaba con la música que hacía”, declaró el historiador de heavy metal Eddie Trunk. “Tuvo sus momentos como cantante, pero su mayor legado es el de un personaje tremendo, un artista extraordinario y una figura muy agradable y vendible”.
A Osbourne le sobreviven su esposa, Sharon, y seis hijos: Jessica, Louis y Elliot, de su primer matrimonio con Thelma Riley; y Aimee, Kelly y Jack, de su segundo matrimonio. También deja tras de sí una gran leyenda, tanto dentro como fuera del escenario.
En 2002, Osbourne declaró a la revista Rolling Stone que le gustaría que su epitafio dijera simplemente: ‘Ozzy Osbourne, nacido en 1948, murió tal y tal’.
“He hecho mucho siendo una simple persona de la clase obrera”, afirmó Osbourne. “Hice sonreír a mucha gente. También hice que mucha gente se preguntara: ‘¿Quién demonios se cree que es este tipo?’. Les aseguro que, si muriera esta noche, mañana sería: ‘Ozzy Osbourne, el hombre que le arrancó la cabeza a un murciélago de un mordisco, murió en su habitación de hotel’. Sé que eso es lo que piensan. Pero no tengo quejas. Al menos me recordarán”
